martes, 17 de marzo de 2009

La felicidad está cara


Me daba igual que debiera estar enfadada con él. Extendí los brazos hacia delante, hallé sus manos en la penumbra y me acerqué a él,cuyos brazos me rodearon y me acunaron contra su pecho. Mis labios buscaron a tientas los suyos por la garganta y el mentón hacia al canzar al fin su objetivo.Me besó con dulzura durante unos segundos y luego rió entre dientes.

-Venía preparado para soportar una ira que empequeñecería a la de los osos pardos,y ¿con qué me encuentro? Debería hacerte rabiar más amenudo.
-Dame un munuto que me prepare-bromeé mientras le besaba de nuevo.
-Esperaré todo lo que quieras-susurraron sus labios mientras rozaban los mios y hundía sus dedos en mi cabello.
Mi respiracion se fue haciendo cada vez más irregular.
-Quizá por la mañana
-Lo que tu digas.
-Bienvenido a casa- le dije mientras sus fríos labios me besaban debajo de la mandíbula-.Me alegra que hallas vuelto.
-Eso es estupendo.
-Um-coincidí mientras apretaba los brazos alrededor de su cuello.
Su mano descubrió una curva alrededor de mi codo y descendió por mi brazo hasta las costillas para luego recorrer mi cintura y avanzar por mi pierna hasta la rodilla,donde se detuvo, y enroscó la mano en torno a mi pantorrilla.
Contuve el aliento .Me sentí repentinamente acalorada. Su boca se acercó al hueco de la base de mi cuello.
-No es por atraer tu cólera antes de tiempo-murmuró-pero ¿te importaría decirme qué tiene de malo esta cama para que la rechaces?
Antes de que pudiera responder, antes incluso de que fuera capaz de concentrarme lo suficiente para encontrarle sentido a sus palabras, él rodó hacia un lado y me puso encima de él. Sostuvo mi rostro con las manos y lo oriento hacia arriba de modo que mi cuello quedara al alcance de su boca. Mi respiración aumento de un modo casi embarazoso, pero no me preocupaba avergonzarme.
-¿Qué le pasa a la cama?-volvió a preguntar-.Me parece estupenda.
-Es inecesaria-me las arrglé para contestar.
Mis labios perfilaron el contorno de su boca antes de que retirase mi rostro del suyo y rodase sobre él mismo , esta vez mas despacio, para luego cernerse sobre mi, y lo hizo con cuidado para evitar que yo no tuviera que soportar ni un gramo de su peso. El corazón me latía con tal fuerza que apenas oí su amortiguada risa.
-Eso es una cuestión discutible-discrepó-.Sería dificil hacer esto encima de un sofá.
Recorrió el reborde de mis labios con su lengua.
La cabeza me daba vueltas y me respiración se volvía entrecortada y poco profunda.


Y nos quedan 9 :)

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